miércoles, 15 de febrero de 2012

Reiniciando sesión

Me ha entrado morriña. No de esa que huele a casa, a comida de la abuela, al suavizante que usa mi madre. Esa la llevo siempre conmigo, bien "escondidita" en uno de los bolsillos interiores de la piel que habito. La morriña de la que hablo es esa que te nubla la vista cuando miras al pasado.

Descubriendo el blog de una compañera de la universidad (la de verdad, no de alguna de mis universidades de adopción) e recordado aquel tiempo en el que escribía por escribir, en el que no necesitaba ningún tema "interesante" para colocarme delante de la pantalla en blanco y perseguir con mis palabras a ese cursor tintineante. He echado de menos esas entradas en el blog en las que era imposible añadir ningún enlace ni utilizar ningún tipo de hipertexto, porque el antecedente y la continuación de lo escrito estaban en un lugar en el que no es posible acceder haciendo "doble click".

Nos hemos profesionalizado sin ni siquiera tener claro si tendremos profesión. Internet se convierte en nuestro escaparate y, entre tanta apariencia, recuerdo que un día fue un cauce donde verter todo lo que de mí manaba; hoy, estoy convencida de que escribir según qué cosas y soltarlas en la red me produciría una sensación parecida a esos sueños en los que te despiertas sobresaltado porque estabas completamente desnudo delante de una considerable cantidad de gente.

Será la consecuencia de empezar a comprender como funciona nuestra querida web? Dejamos rastro, todos nuestros movimientos son registrados, utilizados para amenizar nuestra navegación con la publicidad que más nos puede interesar, para facilitarnos la búsqueda de lo que ya saben que queremos encontrar. Pero que no cunda el pánico! Detrás de Internet no hay un grupo de psicópatas. Es, simple y llanamente, la nueva forma de hacer las cosas. La primera reacción cuando alguien es demasiado amable suele ser el rechazo pero pronto nos acostumbramos a que nos llenen de comodidades. Por supuesto, siempre a cambio de algo. Los usuarios damos beneficios aunque no sea directamente.

De vez en cuando es necesario "resetearse", para no colapsar "el sistema". Volver a cargarlo todo, rememorar algunas cosas,... De todo se aprende. Hasta de nosotros mismos cuando predominaba la ignorancia.

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