martes, 31 de enero de 2012

Nuevas dosis de optimismo

Los comienzos de cuatrimestre reproducen a pequeña escala aquella emoción infantil de la vuelta al cole. No estrenamos libros nuevos: nuestro material de estudio son apuntes, diapositivas y textos para complementar lo visto en clase a base de lecturas. No tienen ese peculiar olor a nuevo que tanto nos gustaba, pero la ilusión puede llegar a ser la misma. "Puede"... porque siempre hay una cierta resistencia a continuar siendo tan fácilmente emocionables. Por suerte, siempre hay individuos que consiguen despertar motivaciones adormecidas.

En las primeras horas de las nuevas clases se ha repetido la palabra globalización. En algunas, como concepto teórico referido a la información, a la ruptura de anteriores límites y a la imposición de nuevas pautas económicas que terminan condicionan la libre creación de opinión pública. Pero el concepto de "global" también ha resonado en nuestras mentes ligado a la gestión de nuestras propias expectativas. Me quedo con la dosis de optimismo de uno de mis nuevos profesores, con sus ganas de luchar y de conseguir motivarnos para que nosotros lo hagamos. Aunque las cosas en los medios no estén bien, el sector de la comunicación está camino de ser el cuarto núcleo más importante en la economía mundial. La cosa es no dejarse intimidar por las fronteras, establecerse objetivos e ir superando pruebas.

Es mi último cuatrimestre universitario. Han pasado algo más de "cuatro días" desde que me fui a Madrid después de algún que otro llanto. Todavía no es momento de hacer balance y la sensación es contradictoria. Por una parte, las ganas de acabar, de dar el siguiente paso hacia el mundo laboral (sí, se que la cosa está difícil...Pero lo tomaré como incentivo para pelear todavía más); por otro lado, sentada en una de las aulas de la Universidad de Santiago, pienso desconcertada en que son mis últimas asignaturas de la carrera. "Carpe diem" continúa siendo el mejor autoconsejo.