martes, 22 de junio de 2010

Efectos ópticos

Viajar siempre aporta nuevos puntos de vista. Te ayuda a conocer nuevos lugares y culturas, abre tu mente a un nuevo mundo de inquietudes.
En esta ocasión, el motivo concreto que ha despertado mi curiosidad es mucho más simple que todas esas grandes verdades filosóficas.

Los lugares en los que surgió mi asombro: Estación Norte de Valencia y Estación de Huesca.
Como buenos viajeros concienciados con el medio ambiente, hicimos uso de las papeleras que Renfe coloca estratégicamente. Unas papeleras muy ecológicas, sí señor. Con tres aberturas diferenciadas con sus respectivos símbolos para papel, restos órganicos y vidrio. Tras las típicas dudas a cerca de dónde debe depositarse el papel de alumnio, nos dimos cuenta de que no era necesario debanarse el cerebro. Si te asomas al interior de esos cubos, verás que las tres aberturas desembocan en una misma bolsa. ¿Por qué? En principio, creí que era cosa de las tendencias de diseño valencianas... pero a mi llegada a Huesca comprobé que el fenómeno se repetía. Dudo que al recoger estas bolsas se dediquen a separar los desperdicios posteriormente y, si lo hacen, humildemente, me parece una auténtica pérdida de tiempo pudiendo sacarle rendimiento a los criterios de distinción de los propios viajeros.

Bravo por los señores de Renfe que muestran su ganas de reciclar. Ahora solo es necesario que las intenciones vayan más allá de las tapas de las papeleras.

Acabo de descubrir que otro blogger ya había percibido esta peculiar forma de contribuir al medio ambiente en Barcelona. Su entrada es de hace más de dos años. Creo que es hora de que alguién les explique a los de mantenimiento de las estaciones lo de "separar para reciclar".

miércoles, 9 de junio de 2010

Automáticos

De vez en cuando, la teoría puede aplicarse fácilmente a situciones cotidianas. La brecha digital de la que nos han hablado en nuestras clases de Periodismo es evidente, pero, en según que casos, esta fractura generacional relacionada con la aceptación e integración de las nuevas tecnologías, produce desconcierto.

Hora punta en un banco cualquiera de Barbastro. Ante la única ventanilla abierta, una cola formada por más de 10 personas de distintos sexos, edades y razas. Como sonido ambiente, los suspiros de una señora mayor que "despotrica" en voz lo suficientemente alta como para que todos seamos conscientes de su indignación. Tras un considerable periodo de tiempo de espera, es mi turno. Como respuesta del banquero obtengo:
"Todo el mundo igual! Estas operaciones pueden hacerse en los cajeros automáticos. No se por qué todos preferís hacer cola."

Desde luego, si hubiera visto un cartel informativo donde se me advirtiera de que podía realizar yo misma la gestión en el cajero, no hubiera "pasado el rato" plantada en aquella cola. Pero entonces pensé en la señora descontenta (sí, la del particular hilo musical). ¿Realmente la organzión del banco cree que las personas mayores van a utilizar el "sencillo" cajero automático para ahorrarles las indeseables colas? Permítanme que lo dude.

Las nuevas tecnologías nos hacen más fácil la vida, pero solo a aquellos que hemos nacido o nos hemos metido de pleno en esta particular revolución. A los que han permanecido al margen, puede llegar a complicársela bastante. Mientras que para unos es inimaginable la vida sin la amplia gama de artilugios tecnológicos a los que estamos acostumbrados, otros siguén contemplando las pantallas de ordenador con recelo, evitando acercarse a ellas demasiado.

Lo siento. Todavía no estamos preparados para un mundo de gestiones rápidas y totalmente informatizadas. Por suerte (aunque a los amantes de las prisas y lo inmediato parezca no entusiasmarles la idea) siguen siendo necesarios los trabajos cara al público y las colas, que pueden llegar a resultar entretenidas si te dejas llevar por la observación.

jueves, 3 de junio de 2010

Materias suspensas

Tras unas semanas sabáticas en cuanto a este blog se refiere, cabe replantearse el volver a tomar la rutina de escribir en él. Las épocas de exámenes suelen caracterizarse por la falta de tiempo. No conozco a ningún estudiante al que, durante esos días del año, le sobren minutos para hacer todo lo que había planificado cegado por las buenas intenciones. El caso es que todo eso (en mi caso y hasta dentro de unos meses) ya ha acabo.
Un curso más a las espaldas, un miembro más en mi familia y los planes para el verano por aquí revoloteando... pero el mundo sigue girando y hay cosas que parecen resistirse a cambiar. Continúa la violencia de género. Suma y sigue... y ya van 30. Justo hoy, me han enviado el enlace de un corto sobre el tema. Creo que hay poco que añadir.


Mamás Y Papás - Mummies & Daddies (2008) - The funniest bloopers are right here

Más de lo mismo, contado de forma un tanto diferente. Una vuelta de tuerca más a la misma historia. Si hay que repetirla tantas veces, será porque algo falla: ¿la manera de contarla?.