Nos mata, nos da la vida.
Hablamos de "cuentas oxigenadas" con total tranquilidad. A mi, después de ver reportages como este, comparar el dinero con oxigeno me parece tan acertado como inquietante.
En ocasiones, superar el desconocimiento supone enfrentarse a una desagradable impotencia. Pero sin duda, lo absolutamente destructivo es la indiferencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario